La arquitectura, es decir, la concepción y la formalización del espacio, es una actividad artística. El ejercicio de este arte es el objetivo de nuestroe estudio. El ejercicio profesional de la arquitectura se desarrolla en el entorno de las necesidades generadas por la actividad humana. El estudio, el análisis y la solución de estas necesidades deben insertarse en una realidad económica y tecnológica concreta –como también evolutiva- que es necesario observar. El respeto y la solución de las necesidades en su contexto constituye la filsofía de la empresa. Pero esta filosfía, nuestro amor por la sabiduría, no sólo queda expresada de esta forma, pues sin duda existe algo más que sólo somos capaces de abordar mediante aproximaciones, por alusiones, un algo que madura y que se expresa a través del tiempo.

 

Es esta imprecisión subjetiva, implícita en toda nuestra obra, la que nos lleva a ser precisos con todo lo expresable de forma objetiva. Así, pensamos que la observación estricta y permanente de la esencia explícita de nuestra profesión y del contexto en el que ésta se desarrolla es nuestro objetivo profesional del que, además, se traduce un carácter, una forma de ser y de hacer, comprometida con una voluntad de mejora permamente. Desde la calle Trafalgar 4, junto a la plaza Urquinaona y en pleno centro de nuestra ciudad, Barcelona, queremos que el ejercicio de nuestra profesión alcance cualquier lugar en el mundo con el mismo grado de autoexigencia y de entusiasmo. Esta voluntad configura nuestra política de empresa vertebrada a través de los compromisos expresados en los puntos que se detallan a continuación:

 

1.- Nuestra actividad profesional se lleva a cabo con el compromiso del cumplimiento del marco legislativo vigente. Por lo tanto, nos comprometemos a velar permanentemente por el seguimiento de su evolución y actualización.

2.- Buscamos la mejora continuada en la calidad y en el diseño ecológico, así como el cumplimiento de los requisitos normativos hasta el nivel más alto que nos permita cada situación.

3.- Nuestra actitud frente al proyecto y su realización constructiva se basa en la reducción del impacto ecológico y en la preservación del medio. Evitamos la contaminación y la degradadación del entorno.

4.- La mejora de nuestras obras se desarrolla a partir del conocimiento progresivo de los aspectos ambientales y del ciclo de vida de los productos. Evitamos el traslado de impactos entre categorías o entre los ciclos de lod elementos que intervienen en la construcción.

5.- Queremos que estas convicciones sociales y profesionales se evidencien no sólo en nuestra actividad, sinó también expresándolos y haciéndolos públicos siempre que podamos.

6.- Enfocamos nuestro trabajo hacia la satisfación de las necesidades expresadas por el cliente. Tenemos un cuidado especial en atender y entender su demanda, así como en comprobar que, una vez finalizado el proceso, se han alcanzado los propósitos iniciales.

7.- Queremos que nuestras obras, además de satisfacer al cliente, mejoren el entorno y sirvan para revalorizar y adecuar otros parámetros que quizá no se explicitaban en el programa directamente.

8.- Nuestra actividad profesional, y las obras construídas, deben alcanzar un sentido por sí mismas e ir más allá del cumplimiento correcto o de la satisfacción de necesidades. Nunca olvidamos que la arquitectura es un arte y, como tal, su ejercicio debe producir una “pluvalía” artística al alcance de todos aquellos que quieran prestarle atención.

9.- Somos conscientes de que la realidad es compleja y cambiante y que, por lo tanto, nuestro sistema de trabajo debe someterse a una revisióne permanente, orientado hacia una mejora constante y hacia el cumplimiento correcto del Sistema de Gestión Integrado que hemos implantado. Este sistema optimiza de manera progresiva la adaptación y la adecuación del método y de los procesos en el lugar, en el momento y en las circunstancias precisas sobre las que actúa e interactúa.

10.- Este marco referencial de convicciones profundas, de principios y modos de hacer insertados en nuestro carácter profesional, que hemos expresado hasta aquí, inspira los objetivos de la empresa de manera renovada y progresiva.

 

 

El decálogo que acabamos de exponer es totalmente nuclear, consiste en la parte objetiva y expresable de nuestro trabajo. Este decálogo explica nuestro carácter profesional, que tiene que ver con una forma de entender la vida, la sociedad y la actividad intelectual. La expresión formal de estos principios, que se hace posible gracias a veinticinco años de ejercicio profesional, actúa como un destilado natural de todos aquellos anhelos experimentados, de manera punzante, durante nuestra etapa de estudiantes en la Escuela de Arquitectura de Barcelona. Los diez puntos expuestos son el sedimento continuado de una forma de respirar, de una manera de ver el mundo y nuestro lugar en él.

 

Lluís Dilmé i Xavier Fabré arquitectes